El camarón boxeador o Stenopus hispidus es una gamba perteneciente al orden Decapoda y dentro de este a la familia Stenopodidae. Podremos encontrar a ejemplares de esta especie en todos los mares tropicales. En el océano Atlántico occidental, desde el golfo de México por el norte, hasta las costas Brasileñas por el sur, así como en los océanos Índico y Pacífico, desde Madagascar, el mar Rojo, Australia, Nueva Zelanda y las islas de la polinesia francesa. Por lo general habita los fondos coralinos o rocosos de poca profundidad, aunque hay registros de ejemplares hasta los 200 metros de profundad. Se cobija en huecos del coral o en cuevas o bajo repisas rocosas, y preferentemente en aguas tranquilas.
Pueden llegar a alcanzar los 8 cm de longitud, y muestran una coloración corporal muy distintiva: un cuerpo blanco con llamativas bandas transversales anaranjadas en el abdomen y en un par de pinzas muy largas, llamadas queliípedos. La zona basal de las extremidades o pereiópodos son por el contrario de un tono azulado. Ciertas partes del cuerpo de Stenopus hispidus son traslucidas, como pueden ser los apéndices nadadores. Otro rasgo de esta especie es que tanto el abdomen como las pinzas presentan numerosas espinas.
Se considera que Stenopus hispidus es una especie limpiadora de peces, y de echo es común observarla limpiando morenas y otros peces. Mediante esta relación que establece con otras especies, el camarón boxeador desparasita de ectoparasitos a los peces que acuden a los puntos de limpieza donde están presentes los ejemplares de Stenopus hispidus. Para atraer a dichas especies, el camarón utiliza sus tres pares de antenas de color blanco, para moviéndolas atraerá a los peces para su desparasitación.
Por lo general, encontraremos a Stenopus hispidus formando parejas, ya que estamos frente a una especie monógama, que establece una relación de pareja muy duraderas. Permanecen en la misma área por días, meses o incluso años. Son de naturaleza tímida y pasan la mayor parte del tiempo en sus cuevas, preferentemente en lugares sombríos.
La reproducción de esta especie comienza con un ritual de cortejo, consistente en una danza rítmica que el macho realiza a la hembra la cual suele permanecer inmóvil. Tras esta danza, la hembra le abraza al macho con las pinzas, indicándole que está lista para reproducirse. En este momento el macho presiona con su abdomen en lateral de la hembra, transfiriéndole su esperma a un receptáculo especialmente diseñado para ello y que utiliza la hembra para fertilizar diversas puestas de huevos. Una vez fertilizados los huevos, la hembra los traslada a las paletas natatorias abdominales, y los transportará y cuidará durante un mes y medio, para posteriormente durante la noche eclosionar y pasar a tener una vida libre.
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