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Ceriantidos

El orden Ceriantharia agrupa a los conocidos como anémonas tubo o ceriantidos, cnidarios que se caracterizan por vivir dentro de tubos mucosos reforzados con partículas de arena, conchas o detritos, que ellos mismos secretan. Estos animales presentan un cuerpo alargado y vermiforme, con dos coronas de tentáculos: una externa, larga y extendida para la captura de presas, y otra interna, más corta y utilizada para manipular el alimento. A diferencia de otras anémonas (Actiniaria), no poseen un disco pedal para fijarse al sustrato, sino que se entierran en sedimentos blandos. El nombre científico deriva del griego keras (cuerno) y anthos (flor), aludiendo a su forma tubular y a la disposición floral de sus tentáculos. Se distribuyen en todos los océanos del mundo, desde aguas someras hasta profundidades superiores a los 2000 metros, y actualmente se han descrito aproximadamente 140 especies dentro de este orden.

Morfológicamente, los ceriantidos presentan una simetría radial típica de los cnidarios, con un cuerpo cilíndrico que puede alcanzar entre 10 y 40 cm de longitud, aunque algunas especies superan el medio metro. Su tubo protector, al que recurren rápidamente en caso de amenaza, es una estructura flexible formada por mucopolisacáridos y células especializadas llamadas ptychocistos. Los tentáculos externos, que pueden ser de colores llamativos como púrpura, azul o naranja, forman una corona conspicua para la captura de presas, mientras que los tentáculos internos, más cortos, se disponen alrededor de la boca y facilitan la ingestión. Una característica distintiva respecto a las anémonas verdaderas (Actiniaria) es la presencia de un sistema digestivo simple, con un sifonoglifo que ayuda a mantener la circulación del agua dentro de la cavidad gastrovascular.

Las especies de ceriantidos son carnívoras y depredadoras oportunistas. Se alimentan principalmente de zooplancton, larvas de crustáceos, pequeños peces y otros invertebrados que capturan con sus tentáculos urticantes provistos de cnidocitos. Gracias a la doble corona de tentáculos, pueden maximizar la captura de presas: los tentáculos externos detectan y paralizan el alimento, mientras que los internos lo transportan hacia la boca. Al no depender de simbiosis con zooxantelas, como ocurre en muchos corales, son completamente heterótrofos y pueden prosperar en ambientes con escasa luz o nula fotosíntesis, como las profundidades marinas.

En cuanto a su reproducción, presentan tanto mecanismos sexuales como asexuales. La mayoría de las especies son dioicas (sexos separados) y liberan gametos al medio acuático, donde ocurre la fecundación externa. Las larvas planctónicas, denominadas cerinulas, tienen un desarrollo prolongado y pueden dispersarse a grandes distancias antes de asentarse en el sustrato para construir su primer tubo. La reproducción asexual mediante fragmentación es rara, pero algunas especies pueden regenerar partes del cuerpo tras sufrir daños, lo que les confiere cierta capacidad de resiliencia en ambientes inestables.

La subclasificación de este orden se divide en las anémonas tubo verdaderas (familia Cerianthidae) que incluyen especies grandes y coloridas como Ceriantheopsis americana, comunes en aguas tropicales y templadas. Y por otro lado, las familias Arachnactidae y Botrucnidiferidae. La diversidad morfológica y ecológica convierte a los ceriantidos en un grupo clave en los ecosistemas bentónicos, ya que sus tubos ofrecen refugio a pequeños invertebrados y contribuyen a la complejidad estructural del hábitat marino.



Clasificación: