Los Crustáceos forman un extenso subfilo con más de 67.000 especies conocidas, dentro del filo de los artrópodos. Son mayoritariamente acuáticos, y habitan multitud de ecosistemas, ya sean de aguas saladas, salobres y dulces, y casi la totalidad de profundidades existentes. Si consideramos la diversidad de especies de Crustáceos, así como la multitud de hábitads en los que los podemos encontrar, estamos sin duda alguna frente a uno de los grupos de animales con mayor éxito biológico.
Como subfilo, se caracterizan por poseer un exoesqueleto articulado formado principalmente de quitina, así como por tener dos pares de antenas. Es característico de los artrópodos, y por lo tanto también de los Crustáceos, que para poder crecer necesitan ir mudando su exoesqueleto, por lo que en muchas ocasiones nos será posible ver las mudas de sus exoesqueletos. Su cuerpo está formado por un numero variable de segmentos (metámeros), y se puede dividir en tres grandes regiones, la cabeza (céfalon), el tórax (pereion) y el abdomen (pleon). El tamaño de los Crustáceos es muy variable, oscilando entre 0,1 mm (Stygotantulus stocki) hasta los 4 m del cangrejo araña del Japón (Macrocheira kaempferi).Encontramos especies de vida libre acuática (a excepción de algunas pocas especies de vida terrestre), especies parásitas e incluso especies de Crustáceos sésiles como por ejemplo los percebes. Son un grupo de gran importancia para los ecosistemas. Por una parte, hay especies que forman parte del zooplancton y que son especies con unas de las mayores biomasas de animales del planeta, como puede ser el krill y los copépodos. Otras especies son carroñeras y se encargan de procesar otros animales muertos. Los Crustáceos no solo son importantes desde un punto de vista de la alimentación de multitud de especies marinas, sino que también tienen una gran importancia para la alimentación humana, generándose anualmente más de 10 millones de toneladas de Crustáceos (mayoritariamente gambas y cangrejos) para su consumo humano.