Los cangrejos ermitaños pertenecen al infraorden Anomura, un grupo de crustáceos decápodos que incluye a más de 2.500 especies descritas en la actualidad. Aunque su nombre sugiere que viven en soledad, lo cierto es que muchas especies son bastante sociales y forman parte esencial de los ecosistemas marinos en los que habitan. Lo que los hace tan reconocibles es su peculiar hábito de vivir dentro de conchas vacías de moluscos, que utilizan como refugio y protección.
El infraorden Anomura no está compuesto únicamente por cangrejos ermitaños. También incluye otros grupos como los cangrejos yeti (Kiwaidae), los cangrejos rey (Lithodidae) y los cangrejos peludos (Porcellanidae). Sin embargo, los verdaderos cangrejos ermitaños pertenecen mayoritariamente a las familias Paguridae y Diogenidae, con géneros representativos como Pagurus o Clibanarius.
Morfológicamente, una de las características más distintivas de los cangrejos ermitaños es su abdomen blando y asimétrico, que contrasta con el caparazón duro del resto del cuerpo. Esta vulnerabilidad ha dado lugar a su famosa estrategia de refugiarse en conchas vacías, generalmente de caracoles marinos. La forma curva de su abdomen les permite adaptarse perfectamente al interior de estas conchas, que van cambiando a medida que crecen.
Estos crustáceos presentan diez patas como todos los decápodos, pero no todas tienen la misma función. Dos están modificadas en grandes pinzas, otras dos sirven para caminar y las traseras, más pequeñas, se usan para sujetarse dentro de la concha. Algunas especies incluso decoran su concha con anémonas u otros organismos, que les ofrecen protección adicional a cambio de movilidad y restos de comida.
Los cangrejos ermitaños se encuentran en todos los océanos del mundo, desde las costas tropicales hasta las frías profundidades marinas. Algunas especies, como Coenobita clypeatus, han colonizado ambientes terrestres y viven en playas o zonas rocosas, regresando al mar únicamente para reproducirse.
En cuanto a su alimentación, son omnívoros y carroñeros. Se alimentan de restos de animales muertos, algas, pequeños invertebrados y detritos (material orgánico en descomposición), lo que los convierte en importantes recicladores dentro del ecosistema marino. Su dieta variada y su adaptabilidad les han permitido colonizar una gran diversidad de hábitats.
La reproducción de los cangrejos ermitaños es sexual, con machos y hembras separados. El macho transfiere esperma a la hembra mediante una cópula, y esta deposita los huevos fertilizados bajo su abdomen, protegidos por la concha. Tras un periodo de incubación, los huevos eclosionan y liberan larvas microscópicas que pasan por varias etapas planctónicas antes de asentarse en el fondo y buscar su primera concha.
Una curiosidad de su vida es la competencia por las conchas. Muchas veces, varios individuos pelean o intercambian conchas en un comportamiento cooperativo conocido como ‘cadenas de intercambio’, donde varios cangrejos ermitaños se alinean según tamaño y van cambiando de concha al mismo tiempo.
En resumen, los cangrejos ermitaños del infraorden Anomura no solo destacan por su peculiar forma de vida, sino también por su papel ecológico como recicladores marinos y por su adaptabilidad a diversos entornos. Son un ejemplo fascinante de cómo la evolución encuentra soluciones creativas a los desafíos de la naturaleza.