Aequorea spp., conocidas comúnmente como ‘medusas de cristal‘ o ‘medusas luminiscentes‘, es un género de hidrozoos perteneciente a la familia Aequoreidae, dentro de la clase Hydrozoa. El nombre científico ‘Aequorea‘ deriva del latín ‘aequor‘, que significa mar o superficie del mar, haciendo referencia a su hábitat natural. Estas medusas son conocidas por su transparencia y su capacidad de producir bioluminiscencia, una característica que les ha otorgado su popularidad tanto en el ámbito científico como entre los entusiastas del océano. Aequorea spp. se distribuye ampliamente en los océanos del mundo, siendo más común en aguas templadas y frías, desde la superficie hasta profundidades medias, en zonas costeras y mar abierto.
En términos de morfología, Aequorea spp. se caracteriza por tener un cuerpo gelatinoso, casi completamente transparente, con forma de campana o platillo que puede alcanzar entre 5 y 30 centímetros de diámetro, dependiendo de la especie. La campana es plana, con una pequeña protuberancia en el centro llamada manubrio, que alberga la boca. En los bordes de la campana, poseen una serie de tentáculos finos y largos que pueden extenderse considerablemente y se utilizan tanto para la defensa como para capturar presas. Una de las características más distintivas de Aequorea spp. es su capacidad de emitir luz bioluminiscente de color verde azulado, gracias a la presencia de la proteína ‘aequorina’, que reacciona en presencia de iones de calcio y produce luz cuando se oxida. Este rasgo ayuda a diferenciarla de otras especies de medusas transparentes, como Turritopsis dohrnii, que carecen de la capacidad de bioluminiscencia o tienen un tamaño y forma diferentes.
En cuanto a su alimentación, Aequorea spp. son carnívoras y se alimentan principalmente de zooplancton, como copépodos, larvas de crustáceos, pequeños peces y otros organismos diminutos que flotan en la columna de agua. Utilizan sus tentáculos, cubiertos de células urticantes llamadas cnidocitos, para paralizar o matar a sus presas antes de trasladarlas a su boca. Una vez capturada la presa, los tentáculos la llevan hacia la boca ubicada en el manubrio central, donde es ingerida y digerida. Esta medusa depende del movimiento pasivo y de las corrientes marinas para atrapar a sus presas, flotando en la columna de agua mientras extiende sus tentáculos en un patrón radial para maximizar la captura.
La reproducción de Aequorea spp. se realiza tanto de forma sexual como asexual. Durante su fase sexual, los individuos liberan gametos en el agua, donde ocurre la fertilización externa. Las larvas resultantes, conocidas como plánulas, nadan libremente hasta que encuentran un sustrato adecuado donde asentarse y desarrollarse en pólipos bentónicos. Estos pólipos pueden luego reproducirse asexualmente por gemación, liberando medusas jóvenes (éfiras) que crecerán hasta convertirse en adultos. Este ciclo de vida complejo, que alterna entre fases bentónicas (polipos) y pelágicas (medusas), permite a Aequorea spp. dispersarse ampliamente en su entorno marino.
Una curiosidad fascinante sobre Aequorea spp. es su papel fundamental en la ciencia, particularmente en la investigación sobre bioluminiscencia. La proteína ‘aequorina’, aislada por primera vez en la especie Aequorea victoria, ha sido utilizada ampliamente para estudiar los procesos de señalización celular. Además, el descubrimiento de la proteína fluorescente verde (GFP, por sus siglas en inglés), que también se encuentra en esta medusa, ha revolucionado las técnicas de biología molecular y genética. Este hallazgo permitió a los científicos rastrear y visualizar procesos biológicos complejos en tiempo real, lo que llevó al otorgamiento del Premio Nobel de Química en 2008 a Osamu Shimomura, Martin Chalfie, y Roger Tsien por el desarrollo de la GFP como una herramienta esencial en la ciencia moderna.
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