Parablennius incognitus es una especie de blénido que habita las aguas del Mar Mediterráneo y en el océano Atlántico desde las Islas canarias, Azores y Madeira, hasta las costas del norte de España. Se trata de una especie, que como es habitual en los blénidos, vive en aguas poco profundas (menos de 4 metros) y con fondos rocosos con abundante cobertura de algas.
El cuerpo de Parablennius incognitus es alargado, alcanza hasta los 6 cm de longitud total máxima. Posee una única aleta dorsal, con la región espinosa (12 espinas) y la región blanda (17 radios blandos) de aproximadamente la misma altura y separadas por una profunda escotadura. La aleta anal discurre desde aproximadamente la mitad de la longitud del cuerpo hasta el pedúnculo caudal, y está formada por 2 espinas seguidas de 19 radios blandos. Las pectorales adoptan una forma triangular y consta de 14 radios. Las aletas pélvicas cuentan con una espina y 3 radios blandos y se sitúan en una posición yugular. Un rasgo que nos permitirá diferenciar entre las otras especies de blénidos, ademas de la anteriormente mencionada escotadura de la dorsal, es la presencia de unos tentáculos por encima de los ojos. En el caso de Parablennius incognitus, este cuenta con dos tentáculos ramificados, que en los ejemplares machos están mucho mas desarrollados que en las hembras.
Otros rasgos característicos de Parablennius incognitus son la ausencia de manchas blancas en la base de la aleta dorsal, la presencia de entre 7 y 9 bandas transversales en los flancos que adoptan la forma de un reloj de arena y que habitualmente pueden estar bordeadas por tonalidades azules, y una gran mancha rojiza bordeada en azul/blanco detrás de los ojos. La coloración del cuerpo de Parablennius incognitus puede ser variable, en especial en los ejemplares macho durante la época de reproducción, pudiendo adoptar tonalidades amarillas, rojas, marrones, y/o verdes.
Durante los meses de Mayo a Agosto es cuando los ejemplares de Parablennius incognitus se reproducen. Los machos cortejan a las hembras para atraerlas a sus nidos mediante un movimiento de balanceo de la cabeza de un lado a otro. En el caso de tener éxito, ambos se dirigen al agujero donde realizarán la puesta adhiriéndola al sustrato mediante un filamento adhesivo. A partir de entonces será el macho el único encargado de cuidar la puesta. Es muy habitual que un macho cuide de las puestas realizadas por diversas hembras en su nido.
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